Apoyo y celebro las modificaciones al artículo 40 de la Ley de Instituciones de Crédito, publicadas en el Diario Oficial de la Federación, el 4 de junio pasado, donde se establece que el consejo directivo de las instituciones de banca de desarrollo deberá integrarse de forma paritaria.
El Decreto respectivo permite dar cumplimiento a este requisito de forma progresiva: cuando sea necesario nombrar un nuevo miembro o llenar una vacante del consejo directivo, ésta debe ser ocupada por una persona del género con menor representación en dicho órgano. En la actualidad, el género menos representado corresponde al femenino, pero en el supuesto de un banco de desarrollo con minoría masculina en el consejo directivo, se aplicaría el mismo requisito de paridad. Esto me parece positivo ya que se trata de una cuota de género justa y promotora de la diversidad e igualdad en general, en vez de tratarse de cuotas enfocadas únicamente al género femenino.
Prácticas como estas me parecen muy positivas en el marco de las acciones de un buen Gobierno Corporativo de las empresas en México. Sin embargo, ¿por qué limitarla a la industria bancaria y, más aún, dentro de ésta, exclusivamente a la banca de desarrollo?
Confío en que pronto estaremos observando a otras instituciones financieras y representantes del sector empresarial en general, adoptar proactivamente esta práctica o similares, como las que el Consejo Coordinador Empresarial ha venido impulsando.
No es necesario esperar a decretos legislativos para tomar medidas en pro de tener un mayor y más diverso número de voces en sus consejos.